Una noche de verano calurosa como todas, decidí ir en busca de acción entonces me perfumé, me puse mi tanga más bonita y salí como si fuera una noche más de excesos y descontrol. A eso de las 2 a.m. pasé por una calle y te vi a vos, vendiendo tu cuerpo a la noche, a las mujeres desesperadas como yo; te alquilé y fuimos a el hotel más cercano para hacer lo nuestro. Al rato de eso nos pusimos a conversar de la vida misma hasta que comencé a mirarte distinto; tu cuerpo no lucía igual, tus ojos brillaban y demás cursileadas. Pero a los diez minutos de observarte me dijiste "chau piba, suerte". En ese momento sentí el mundo encima y fue cuando me di cuenta que yo había sido una más de tu lista cuando vos habías sido todo para mí
Publicar un comentario