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Él era un hombre frió, de pocas palabras, un hombre de mundo y futuro. Ella era una mujer inteligente con esperanzas, una chica de pueblo con el arte en las venas. Ella alquilaba un departamento mientras estudiaba medicina, en La Plata. Una tarde él toco timbre y ella abre la puerta, desde ese momento ella sabía que con ese se iba a casar. Tres años después estaban dispuestos a casarse en una boda atípica, ella con un vestido revelador al estilo Elena de Troya y el con un traje celeste. Con el tiempo como toda pareja empezaron a construir una casa, pero a su modo, ellos no pretendían nada menos que ladrillos importados, ventanas a medida. Cumplieron todos sus caprichos y a los cuatro años tuvieron su casa. Pero no solo eso, querían una familia por eso con la casa llegaron seis ojos iluminados, tres corazones con muchas esperanzas y tres almas felices por el comienzo de una nueva vida; que decidieron llamar Miguel, Sergio y Natalia. Así se quedaron por muchos años. Los cinco una familia encantadora. Ella una psiquiatra y él un contador con su propio negocio además de tres soles inquietos. Mientras ella los cuidaba, él enseñaba a niños a jugar al rugby su sueño no cumplido. Mientras él los cuidaba ella pintaba o diseñaba ropa. Todo iba bien hasta que luego de ocho años un milagro llegó. La familia esperaba a una niña que debía ser perfecta como los creadores de esta. Al fin, una niña de su sangre azul según ellos. Y así la llamaron Milagros...
Ahora después de 14 años por más que las cosas no están nada bien, me alegra contar esta historia que hice mía.